“Creo que he visto el infierno y es blanco, blanco como la nieve”.Esta miniserie de cuatro capítulos está basada en la conocida novela de Elizabeth Gaskell, y se emitió en 2004 por la BBC. ¿Una serie de época británica? Tenía todas las papeletas para que me encantara, y así fue.
Ambientada en el siglo XIX, la historia se centra en Margaret, la hija de un clérigo que vive en una preciosa casa en el sur de Inglaterra, pero por circunstancias debe mudarse con su familia a Milton, un rudo y gris pueblo industrial del norte. Allí conocerá a John Thornton, el propietario de una fábrica de algodón a quien despreciará y juzgará continuamente por la forma en que trata a sus empleados. A lo largo del tiempo surgirán una serie de malentendidos y tensas situaciones entre ellos, a la par que se irán produciendo una serie de luchas sociales en el pueblo para mejorar la calidad laboral de los trabajadores.
La serie, como no podía ser de otra manera, tiene en su ambientación (vestuario, decoración, música…) uno de sus mayores logros. Todo está cuidado al mínimo detalle. En cuanto a los actores, Richard Armitage y Daniela Deny-Ashe hacen un buen trabajo, aunque me gustó más la interpretación de él.
Uno de los aspectos más destacables es que no todo se centra en la historia de amor entre los protagonistas. De hecho gran parte de la serie trata de otros temas y de otros personajes, teniendo especial relevancia los trabajadores y los patronos de las fábricas, así como los familiares de los dos. Las luchas sociales, la pobreza, la enfermedad, la injusticia… son asuntos importantísimos de los que la serie da buena cuenta de forma cruda y verosímil (supongo que también es así en la novela, que no he leído). Esto es algo que me parece genial, porque de esta manera la serie no sólo supone un mero entretenimiento, sino que te incita a reflexionar sobre cómo se vivía realmente en esa época.
Otro de los aspectos que más me ha gustado es que en esta historia no hay buenos ni malos, sino que cada persona es retratada a través de una amplia gama de grises. Son personajes redondos, llenos de matices y contradicciones. Para que nos entendamos: ni la madre de John es una bruja ni el cabecilla de los sindicalistas es un santo. Lo mismo ocurre con Margaret y John: hay ocasiones en que estás de acuerdo con ella, pero poco después te enfadas casi tanto como él por alguna que otra opinión suya con la que no coincides. Y viceversa. Las discusiones entre ambos están repletas de vida y de verdad, y es genial cómo ambos defienden con firmeza sus opuestos puntos de vista.
También me parece bastante creíble la transición que hay en Margaret desde esa repugnancia que siente cuando ve a John por primera vez, hasta que empieza a percatarse de que está enamorándose y de que le importa cada vez más la imagen que está proyectando hacia John. Por cierto, ¿nos os ha recordado la historia de amor entre ambos a la de Orgullo y prejuicio?
Destacable es también la banda sonora, melancólica y preciosa, acompañando perfectamente las imágenes y la historia.
¿Y qué podría decir de su final? Emocionante, repleto de sensibilidad y romanticismo, pone la guinda final a una serie de lo más recomendable. Yo tengo bastante claro que Norte y Sur ocupa desde ya un lugar destacado entre mis series de época favoritas de la BBC, junto con otras como Emma, Orgullo y prejuicio y Sentido y sensibilidad.
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