¿Sabías que todos los pisos del centro de Londres son propiedad de la Corona Británica? ¿Y que hay varias líneas privadas en el metro de Londres, incluyendo una para los almacenes Harrods? ¿O que cuando se construyó el famoso Picadilly Circus con la estatua del Cupido, no le gustó a nadie? De todas esas cosas y más se habla en Historias de Londres, el último libro que he leído.

El libro está repleto de nombres propios y referencias que animan al lector a ampliar sus conocimientos sobre los mismos, así al menos me ha ocurrido a mí en varios momentos en que nombraba a tal o cual periodista ("Jeffrey Bernard is unwell"), o a algún discurso fallido de cierto político.
Me ha encantado la parte dedicada a J.M. Barrie, el autor de Peter Pan, cuya historia ya conocía gracias a la película Finding Neverland. También me ha apasionado saber un poco más sobre la importante labor cultural que llevó a cabo el Príncipe Alberto, incluso enfrentándose a la oposición de muchas personas. Si hablamos de Londres, es imprescindible dedicar un espacio a dos figuras importantísimas como es el caso de Jack El Destripador (cuya identidad nunca se conoció) y Sherlock Holmes.
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Hablando de cloacas... Me ha resultado de lo más turbador el hecho de que existiera una casta de ciudadanos llamados tosher que se conocían todo el sistema de alcantarillado de la ciudad y lo recorrían en busca de tesoros que se pudieran caer desde la superficie. Este "oficio" pasaba de padres a hijos, por cierto. No cualquier persona podía convertirse en tosher (¡menudo honor!).
Una de los aspectos que más me han gustado del libro han sido las breves pinceladas sobre la vida cotidiana del autor, que me acercaba un poco más al sueño de poder vivir algún día por esos lares. Sus nervios al mudarse a otra ciudad, la descripción de su casita (sin jardín y demasiado pequeña como para que les permitieran apadrinar a un perrito... esa parte del libro es hilarante) y de sus vecinos, o ciertas rutinas que tenía como ir a tal pub a leer el periódico, o pasear por tal parque... Además, como escribe direcciones exactas, incluyendo el número, era inevitable para mí acudir al Google Street View para recorrer, yo también, casi en primera persona, todas las calles que iba nombrando Enric.
Con todo el dolor de mi corazón (porque me entran ganas de escribir un post eterno sobre este tema), dejo de contaros detalles del libro, y os animo ardientemente a que os hagáis con un ejemplar, sobre todo si sois amantes de todo lo que huela a británico o si os encanta viajar. Seguramente os pase como a mí, y se os haga cortísimo y os entren ganas de escribir un email al autor para que os desarrolle personalmente tal o cual tema que más os hayan llamado la atención.
Una lectura de lo más sugestiva, y que pese a que se lee bastante rápido debido a su corta extensión, siempre puedes acudir a ella en ocasiones posteriores para recordar ciertos pasajes o si preparas un viaje por la zona y quieres informarte un poco de la historia que hay detrás de algunos edificios, barrios, o lugares, o bien conocer un poco más sobre la idiosincrasia del país.
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