
Esta película está protagonizada por los jóvenes Felicity Jones, Anton Yelchin y la ahora muy de moda Jennifer Lawrence. Quienes tengáis o hayáis tenido una relación a distancia os vais a ver muy reflejados en la historia que cuenta: ella es británica y él estadounidense, con lo cual son muchísimos los kilómetros que los separan.
La película comienza centrándose en los pequeños momentos que viven estos dos jóvenes cuando se conocen, cuando no necesitan nada más que una cama para compartir horas de conversación, miradas y sonrisas.
El problema llega cuando ella tiene que volver a su país, con todo lo que eso conlleva: las dificultades para verse, las conversaciones telefónicas que se sienten insuficientes, el día a día sin la otra persona, las idas y venidas, la alegría de los encuentros y el desasosiego de las despedidas, la desconfianza, las peleas, el aburrimiento por una situación que obviamente no puede durar eternamente inalterable...
(Spoilers) La película abarca varios años en las vidas de los protagonistas, donde pese a los muchísimos cambios que sufren, siempre hay algo que permanece: su amor. Y es que es curioso cómo pese a las diversas rupturas, pese a empezar a salir con otras parejas, al final siempre vuelven el uno con el otro.
El final de Like Crazy es de lo más descorazonador. Tras asistir a todos esos años de sufrimiento constante, de esperanza por conseguir por fin tener una vida en común NORMAL que no implique el verse durante 1 semana y no verse durante 3 meses, ambos se encuentran en el timing perfecto de sus vidas para compartirlas plenamente. Pero en cuanto ella entra en el apartamento de él, notamos que hay algo que no encaja. Y cuando ambos se duchan, y se abrazan con la mirada perdida, sin decir una sola palabra, no puedes evitar pensar que quizá ese tren ya pasó. Que se estaban aferrando a algo que ya estaba muerto, al simple recuerdo del amor que sintieron una vez.
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